A través de esta técnica manual, el profesional moviliza y reconduce la energía bloqueada del individuo, produciéndose el reequilibrio corporal. Se llama proceso pasivo porque el cliente no hace ningún movimiento corporal, ni tampoco habla de sus conflictos, solo se relaja y disfruta de la sensación de recibir la energía del reequilibrador, aunque si se realiza un proceso activo interno, desde el momento en que existe una movilización de la energía bloqueada que se manifiesta en los cambios corporales visibles al final de la sesión.
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